Colaboración religiosa sobrevive a tensiones Cuba-EE.UU
Cuidadores y cuidadoras de la isla caribeña intercambiaron en 2017 con un equipo multidisciplinario estadounidense sobre cuidados paliativos.

Sesiones del taller “Ampliando el cuidado paliativo” en La Habana, con el apoyo de empleados de la compañía estadounidense VITAS, e iglesias de Cuba y Estados Unidos, que facilitan tender puentes entre las sociedades de los dos países.
Foto: Jorge Luis Baños/IPS
La Habana, 19 ago.- Pese al estancamiento de las relaciones entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos y el freno al intercambio pueblo a pueblo, hoy se mantienen proyectos que fomentan la cooperación religiosa y mejoran la calidad de vida de personas enfermas en la isla caribeña.
Ese el caso de varias iniciativas impulsadas por feligreses de la iglesia de Discípulos de Jesucristo, en la ciudad estadounidense de Miami, junto con el no gubernamental Consejo de Iglesias de Cuba.

Sobre este tema, la Redacción IPS Cuba dialogó con Ada Katrina Pérez, una cooperante de larga experiencia e integrante de esa congregación protestante en Miami.
Pérez es una cubana emigró a Estados Unidos en 1980 y decidió repatriarse en 2014. Trabajó como enfermera psiquiátrica hasta que se jubiló y en la actualidad refuerza su trabajo caritativo y de cooperación entre ambos países.
IPS Cuba: ¿Cómo se han comportado los viajes e intercambios religiosos entre los dos países luego de las restricciones realizadas por el presidente Donald Trump, que cambiaron el escenario de relaciones políticas entre Cuba y Estados Unidos?
Ada Katrina Pérez (AKP): Hasta ahora el tema religioso no se ha tocado. Los contenedores de donación que se envía directamente a las iglesias tampoco. No hemos tenido ningún tipo de problemas en ese sentido.
Los obstáculos han aparecido a la hora de captar ayuda en Estados Unidos, algo que resulta muy difícil sobre todo en Miami, pues en algunos sectores siguen arraigados odios, rencillas, el rencor. Aunque en estos últimos tiempos eso ha mejorado debido a la emigración de nuevas generaciones. Algunos opinan que el gobierno pretende quedarse con las donaciones y que no llegarán a los necesitados.
Nosotros trajimos un contenedor con ayuda en marzo, hicimos las fotos de a dónde van las cosas, y ahora hay un poco más de credibilidad. Creo que si vamos creando confianza con hechos, todo mejorará poco a poco.
IPS Cuba: ¿Cuáles han sido las últimas acciones de cooperación y solidaridad realizadas en Cuba?
AKP: Ahora estamos preparando la misión que comenzará a partir del 19 de octubre. Será la continuidad de la acción del año pasado, Misión Cuba 2017, que hicimos junto con empleados de la compañía especializada en hospicio VITAS Healthcare. Entonces enfermeras, doctores, auxiliares, trabajadores sociales y capellanes brindaron asesoría sobre el cuidado integral de personas en los últimos momentos de la vida en El Cano, en la periferia de La Habana.

Esta vez, el intercambio tendrá lugar en Cabaiguán, en la provincia central de Villa Clara, y será más práctico que teórico.
En Cabaiguán, se fundó un lugar donde médicos, enfermeras y trabajadores sociales crearon un grupo de apoyo en un asilo de ancianos a partir de las ideas que compartimos en 2017. Queremos apoyarlos además con equipamiento sanitario y medicinas, y otros insumos como sábanas, toallas, alimentación, además del apoyo emocional, con el objetivo de acompañar a enfermos terminales y sus familias.
Organizamos el envío de un contenedor con donaciones en marzo. Lo repartimos en varios asilos de la capital como el de la iglesia Metodista en Marianao y el de la Colonia, en Boyeros. Visitamos las iglesias de Mantilla, Santiago de las Vegas y del Cacahual, y repartimos ayuda en la zona de Cojímar a personas afectadas por el huracán Irma (septiembre de 2017).
IPS Cuba: ¿Cómo valora el estado actual del intercambio religioso entre ambos países?
AKP: Aunque son poco conocidos, existen vínculos desde hace muchos años entre iglesias de Cuba y Estados Unidos. El acercamiento diplomático en 2014 abrió muchas más posibilidades a ese tipo de intercambio, que no podrán cerrarse tan fácilmente. Hoy existen muchas personas interesadas en mejorar los vínculos en todos los sentidos.
Cuando vine en junio, supe por la doctora Ana Margarita Mayor, del programa Vida y Salud Comunitaria del CIC, que los patrocinadores del proyecto para niños con cáncer del hospital infantil Juan Manuel Márquez, en La Habana, se habían retirado.

La falta de fondos ponía en riesgo los programas de campamentos, así como los de niños y adolescentes con VIH/sida y de padres con adicción. Por eso me brindé personalmente a apoyar.
Junto con mi hija Katrina de la Caridad Collazo, estudiante de medicina y quien además trabaja como enfermera, decidimos iniciar un proyecto personal de ayuda a estos menores. Recaudamos fondos entre nuestras amistades y con el respaldo del CIC hicimos el campamento en Varadero, del 9 al 12 de junio.
Fue algo maravilloso. Asistieron 12 niños con sus madres y un papá. Los llevamos a la playa, les trajimos juguetes, se pudieron retratar con delfines. Son niños maravillosos. Cada uno hizo una cartica a las personas que donaron fondos o artículos. El CIC acordó que nos quedáramos con el proyecto, el cual continuará.
Hicimos un video y lo pusimos en nuestra iglesia. La gente está contenta porque acciones así tocan el alma. (2018)
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